miércoles, 17 de septiembre de 2014

Una madre jamás se rinde


Ser madre es duro. Eso dicen. Yo creo que no. Ser madre es lo mejor que me ha pasado en la vida, junto a Carlos. Me sería muy difícil escoger entre ambos, no concibo la vida sin uno de ellos. Somos uno en todo. No soy sin ellos.

No puedo dejar de ser madre. Ni quiero. Ni pienso hacerlo jamás. Pero parece que si que puedo dejar de ser veterinaria. La elección es muy fácil, si me obligan. Escoger no significa renunciar. Carlos ya no era negociable. Martina tampoco lo es.


Hoy he recibido la negativa a la incorporación en un hospital veterinario de referencia de Madrid, tras una entrevista distendida y prometedora, realizada la semana pasada. Mi currículum les impresionó. Mi trayectoria profesional les gustó. Mi formación académica cuajaba con sus necesidades. Mi presencia les agradó. Mi carácter extrovertido y conciliador les cautivó. Hasta que preguntaron si tenía familia, si era madre y qué edad tenía mi bebé. Las sonrisas y los gestos de aprobación se convirtieron en una mueca que me costaría describir porque no transmitían nada. Silencio, tal vez.

Somos mujeres. Somos madres. Y reclamamos nuestro derecho a un trabajo digno que nos permita cuidar de nuestra familia como deseamos y nos merecemos. Pero estamos muy lejos de una conciliación laboral real. Nuestras bajas maternales nos obligan a dejar a nuestros hijos al cargo de una persona cercana (en el mejor de los casos) o de un completo desconocido al que pagamos para que viva al lado de nuestro bebé su primera sonrisa, paso o palabra. O nos obliga a renunciar a una profesión que suele gustarnos, por la que hemos luchado y que no nos cuesta dejar a un lado, porque ser madre es eso y mucho más.


Soy veterinaria. He sido mi propia jefa, levantando una clínica desde el comienzo, estudiando casos, atendiendo urgencias, fidelizando clientes, sonriendo cuando no tenía ganas, invirtiendo mucho tiempo sin sueldo, implicando a mi familia en un remolino de proveedores, comerciales, gestores, facturas, nóminas, personal a cargo y gastos sin fin. He soportado en mis espadas créditos personales de tedioso pago mensual, aún cuando ya no tenía mi empresa, porque soy responsable y cumplo con mis obligaciones. Pero ahora soy madre. Y todo ese esfuerzo, que ha valido la pena, te duele cuando te recuerdan que debes elegir. No debo. No quiero. Y no lo haré.

Supongo que en algún lugar habrá un trabajo para mi. Para mi ahora, quiero decir. Para mi, que soy madre ante todo y ante todos. Para mi, que no quiero renunciar a vivir las mañanas con Carlos y Martina, a llevarla a la guardería, y sobretodo a recogerla, a sus meriendas donde los tres compartimos risas y manchas, a nuestros paseos, a la hora del baño, a sus juegos y descubrimientos, a hacer la cena en familia en el calor de la cocina. Todo eso no da de comer ni paga el alquiler, es cierto. Pero todo eso da felicidad. Y al fin y al cabo, se trata de ser feliz.


jueves, 11 de septiembre de 2014

Caso clínico nº 3: AXEL


El Ambystoma mexicanum es la forma larvaria de una especie de salamandra mexicana, a la que no se permite realizar la metamorfosis para detenerle en este estado de desarrollo, mitad pez, mitad anfibio.
Este ajolote albino llega a la clínica porque los propietarios han visto unas manchas rojizas en el agua del acuario donde vive habitualmente.


A la exploración general se detecta una hemorragia profusa, que se exagera con la manipulación, a través del opérculo branquial unilateral izquierdo, acompañado de una flotación asimétrica, con lateralización izquierda.


En la radiografía se observan abundantes elementos radiodensos en la zona gástrica, compatibles con cuerpos extraños (piedras del acuario)

La terapéutica a seguir en estos casos es:
- lavado gástrico con suero
- aceite mineral laxante
- antibioterapia sistémica
- antiparasitarios de amplio espectro
- analgésicos parenterales
- alimentación forzada mediante sondaje


jueves, 24 de julio de 2014

Duelo



La muerte de un ser querido es devastadora. Cualquiera que sea el vínculo, cualquiera que sea la especie. Es la experiencia más dolorosa por la que puede pasar una persona.

La veterinaria, como la medicina, es la ciencia de sanar a los animales, prevenir y curar enfermedades. También la muerte forma parte de esa ciencia. No morimos porque estemos enfermos, sino porque estamos vivos. Y es esa vida la que, en su conjunto, duele. Duele lo que pensamos y lo que sentimos, lo que recordamos, lo que vemos y, sobretodo, lo que ya no vemos. Lo que buscamos cuando ya no está, lo que recogemos cuando decidimos retirar de nuestro entorno todo lo suyo, para evitar el dolor. Duele lo que evitamos y disimulamos, porque parece que no deba doler lo que nos duele.

Y es que nuestra sociedad es ¨dolorofóbica¨, como dice Jorge Bucay en El camino de las lágrimas, libro al que siempre acudo cuando pierdo y duele, junto al de Joan Brady: Dios vuelve en una Harley.
Según Bucay, la sociedad intenta subestimar la experiencia dolorosa y discapacitante del duelo, obligándonos a esforzarse por superar la pérdida con rapidez y sin ayuda de ningún tipo. Nada más lejos. En ese momento de pérdida, de dolor, de llanto y de recuerdo, necesitamos un abrazo cariñoso, la posibilidad de compartir nuestra historia, el llanto acompañado, el hombro de apoyo y el oído presto a nuestra necesidad de hablar. Esos brazos que nos acogen suelen ser los de un amigo o de la familia. La pérdida de una mascota es aún más dolorosa porque se trata de un miembro de la propia familia, de modo que no sólo afecta a cada integrante individualmente sino que afecta al grupo como un todo, sacudiendo en lo más profundo la capacidad de apoyo del núcleo familiar y transformando esa ayuda necesaria en una enorme debilidad, que sólo se ve contrarrestada si se comparte el dolor, respetando las formas y los tiempos de cada uno.



El proceso de duelo consiste de cinco etapas: la negación, ira, negociación, depresión y aceptación. En un principio el dueño no acepta que su mascota ya no esté a su lado. En la segunda etapa enfurece, seguido por el intento de llegar a algún tipo de acuerdo para no sentir lo que está sintiendo. Termina entristecido, pero finalmente empieza a aceptar la situación y sale a flote. No hay tiempo para eso. Cada persona siente a un ritmo diferente, y perdona también a un ritmo diferente. Esos tiempos están condicionados por el grado de facilidad o dificultad que tenga la persona a la hora de expresar lo que siente.


Decía Sigmund Freud que recordar es el mejor modo de olvidar. Y no hay otra manera de seguir adelante si no conseguimos dejar atrás lo que ya no está con nosotros.
Nos gusta recordar a nuestros animales en el cielo de los perros, tal vez necesitamos recordarles así, en un lugar plácido, oliendo a verde, sin ruidos, prisas, humanos, jugando, saltando, durmiendo o soñando. A lo mejor esperando. A lo mejor a nosotros.

Nuestra naturaleza nos ayuda a mitigar el dolor si nos imaginamos que más allá de su muerte hay algo que los mantiene vivos. Ese algo es su recuerdo. Cuantas veces habremos oído la frase de: mientras sigamos recordándolos seguirán vivos en nosotros.


Hablamos de arco iris que hace las veces de puente hacia el otro lado, sin ni siquiera saber si hay algo al otro lado. Pero necesitamos creer, todos, los propietarios de esos animales que ya no están, y nosotros, los profesionales que supuestamente curamos y prevenimos las enfermedades en ellos. Yo soy una de ellas. Y yo también lloro.

La muerte de un paciente se traduce en un fuerte impacto emocional. No te acostumbras a ello. Debes aprender a asimilar la muerte como parte de la vida. Pero eso no evita que con cada paciente que se te va, se apague un poco de tu luz. No puedes responder al por qué del propietario. No puedes evitar cierto sentimiento de culpabilidad. No puedes desvincularte porque esa vida estaba en tus manos, y ahora se te ha escapado, posiblemente sin tener responsabilidad alguna, sin culpa ni negligencia.
Con el tiempo aprendes que cuando llega la hora, llega, y no hay nada que la medicina pueda hacer al respecto. Tengo un compañero que siempre me repite estas palabras: los animales, a pesar del veterinario, viven. Pues también mueren.
Las muertes esperadas o programadas tienen algo de cruel y morboso a la vez. Acompaña a a la propia muerte una preparación emocional de la familia y una especie de cuenta atrás en el reloj. Por el contrario, las muertes inesperadas, consecuencia de una enfermedad, un accidente o un acto deliberado, aportan un torbellino de sentimientos, a los que se añaden, además de la tristeza, otras emociones como el enfado, la ira y la culpabilidad.


No recuerdo cuando fue la primera vez que viví la muerte de un paciente, no soy capaz de recordar su nombre, solo se que me impactó muchísimo. Recibí a su propietario, hablé con él, le di el apoyo psicológico que necesitaba, le acompañé. Hice mi trabajo, como hago siempre. Pero cuando llegué a casa, ese día y todos los días en que se me muere un paciente, me derrumbé.

El gran problema de afrontar la pérdida de un paciente es que reactiva nuestras propias pérdidas, y si hay duelos mal elaborados, mal asunto.

Algunos compañeros dicen que a medida que vives experiencias de este tipo las “sientes menos”. Comentan que es un bloqueo. Un bloqueo de las emociones negativas que suponen la pérdida de un paciente. La negación impera en la medicina. Son mecanismos de defensa naturales que nos ayudan a seguir adelante. Pero es muy importante no confundir esta negación con insensibilidad. La sensibilidad es absolutamente necesaria para trabajar con seres vivos, de la naturaleza que sean. Pero la bata debe quedar colgada en el despacho cuando nos vamos a casa.

lunes, 14 de julio de 2014

Parche


Quería escribir un artículo sobre Parche, pero no puedo. Hoy no. Al menos nada científico. De esos artículos de divulgación que salen en las revistas de especialidad. Ese llegará, pero cuando toque.

Ahora toca hablar de él como ser, como alma, como amigo, compañía y juguete. Porque Parche era -y como cuesta hablar en pasado cuando se nos van- es, era y será el juguete y el peluche de Alberto y Nuria. Parche ha sido la causa del comienzo de una amistad, una relación de aquellas que se escapan de los márgenes de la profesionalidad, porque empatizas y conectas más allá de la estricta relación veterinario-cliente. Y charlas, compartes y al final, porque siempre llega el final, te abrazas y lloras.

Parche ha muerto esta mañana. Rodeado de familiares y amigos, porque yo me considero su amiga. Bajo el abrigo de su mentor, a quién me atreveré a llamar padre, y nos deja un vacío de los que no entiende quién no ha amado nunca a un animal.

Luchador como pocos, incansable, fuerte y valiente. Un superviviente.

Hoy no dejo de mirar sus fotos, y quiero compartir alguna de ellas, porque Parche se lo merece. Y Alberto y Nuria también.


Parche estaba enfermo. Pero su pequeño cuerpecito estaba lleno de vida. Su familia ha sido un ejemplo de amor y responsabilidad. No puedo imaginar un hogar mejor.

Ahora queda la parte más difícil. El silencio al llegar a casa. El duro periodo de duelo. El paso del tiempo, que nada olvida pero todo lo cura.


Te has ido Parche, sin esperarlo, sin poder preverlo, sin cura ni remedio. Si hay un arco iris más allá de nuestra tierra, donde yacen todos los que se nos van, hoy hay uno más. Una estrella más brillando en el cielo. Un ángel más.



jueves, 10 de julio de 2014

Los mamíferos... maman


El comportamiento maternal se define como el conjunto de conductas que la hembra dirige hacia sus crías y que aumentan las probabilidades de supervivencia y el crecimiento de éstas. Los mecanismos fisiológicos responsables de esta conducta no se conocen, pero en el caso de la cerda doméstica -que también la nuestra- parece ser consecuencia del aumento en la concentración plasmática de prolactina o de prostaglandina F-2 alfa.

Etimológicamente la palabra mamífero se refiere a vertebrados dotados de glándulas mamarias productoras de leche, con la que alimentan a sus crías. Los mamíferos maman. Todos. Las ovejas, las cabras, los cerdos, los canguros, las ballenas, los koalas. También los terneros, a quién no se les permite mamar porque son meros instrumentos para que las vacas fabriquen litros y litros de leche, que luego se nos indigesta. Pero ya me estoy yendo por las ramas.
Todos, a los que dejan, maman. Y los bebés humanos no son la excepción.


La conducta de una perra en el postparto cambia gradualmente a lo largo del periodo de lactancia. Durante la primera semana apenas abandona a los cachorros y los amamanta con una frecuencia muy alta, de hasta 40 veces al día. Paulatinamente, la hembra pasa cada vez más tiempo fuera del nido y la frecuencia de amamantamiento también disminuye. Al final de la tercera semana, por ejemplo, los cachorros maman alrededor de 20 veces al día.

A nadie en su sano juicio se le ocurre acercarse a una perra recién parida y retirarle los cachorros para que no mamen. Entre otras cosas porque posiblemente nos morderá. Son sus hijos. Y es su instinto.

¿Por qué se acepta socialmente que madres, hermanas, abuelas, vecinas, amigas y conocidas varias aconsejen a la recién estrenada madre humana sobre la limitación de la lactancia en el tiempo?
La OMS recomienda la lactancia materna como alimento exclusivo del bebé hasta los 6 meses y mantenida con otros alimentos hasta los 2 años. Tristemente, la primera causa de abandono de la lactancia natural es la presión familiar, social y mediática, que, de forma malintencionada o no, provoca sentimientos de culpabilidad y vergüenza en la madre.

Las hembras lactantes desarrollan una agresividad maternal, que se asume fisiológica y completamente previsible, en todas las especies, menos en la humana.
Las hembras lactantes son capaces de amamantar a crías de otras especies sin manifestar diferencias ni rechazo, comportamiento normal en todas las especies, menos en la humana.


¿Qué nos pasa? ¿De verdad somos seres superiores?

lunes, 23 de junio de 2014

Perros y petardos


La noche mágica de unos se convierte en la peor pesadilla para otros. Es sabido que la pirotecnia y los perros no suelen llevarse bien, por la intensidad del sonido que conllevan o por el estado excitatorio de las celebraciones que la acompañan.

Los fuegos artificiales dan miedo.

El miedo es una respuesta emocional que aparece en situaciones que suponen una amenaza para el animal o que son percibidas como tales. La respuesta de miedo es importante porque cuando se manifiesta de forma excesiva o en contextos inadecuados puede dar lugar a varios problemas de comportamiento, como las fobias. Los estímulos que desencadenan una respuesta de miedo son la novedad extrema, los estímulos que el animal ha asociado a experiencias adversas por un proceso de condicionamiento clásico -miedo condicionado- y los estímulos auditivos muy intensos.

Además de un componente emocional de naturaleza desagradable, el miedo incluye los cambios fisiológicos y comportamentales propios de la respuesta de estrés:
- aumento en la producción de glucocorticoides
- aumento en la liberación de catecolaminas
- aumento en la frecuencia cardíaca
- aumento en la concentración plasmática de glucosa

A nivel conductual, los cambios que se observan pueden ser muy variables y experimentar una respuesta de lucha, huída o intentos de esconderse - a veces llegando hasta el extremo de causarse lesiones-, temblores, eliminación inadecuada, vocalización... O una inhibición generalizada de la actividad del animal.



Las fobias son respuestas de miedo desproporcionadas frente a un estímulo concreto. La más frecuente en perros es la fobia frente a los ruidos intensos, como los truenos o las explosiones de petardos o similares. Se cree que los perros con fobias a ruidos intensos podrían tener una sensibilidad auditiva especialmente desarrollada, de modo que el estímulo llegara a ser doloroso.

El tratamiento de las fobias no es fácil, y puede ir encaminado hacia dos alternativas posibles:
- intentar solucionar realmente el problema
- controlar el problema cada vez que se prevea la situación desencadenante

La segunda opción es la más factible en muchas ocasiones y consiste en adoptar unas medidas de seguridad y confortabilidad para el animal, como no pasear al perro, si él no lo desea, y en caso de hacerlo, sacarle siempre atado para prever una eventual huída. En casa necesitará un espacio donde pueda sentirse seguro, una habitación en penumbra, sin ventanas, con muebles vacíos por debajo (mesas o camas) donde esconderse como si fuera una guarida. No se le debe prestar excesiva atención, para evitar reforzar su actitud inconscientemente, así como tampoco exponerle activamente al foco generador del estímulo fóbico.

El tratamiento farmacológico consiste en administrar al perro un fármaco con efecto ansiolítico antes de que se produzca el estímulo. Las benzodicepinas son el tratamiento farmacológico de elección para el tratamiento médico de las fobias, aunque su administración interfiere en el proceso de aprendizaje, en caso que se opte por intentar tratar la fobia mediante métodos de habituación progresivos. Está completamente contraindicado el uso de acepromacina y sus derivados, ya que este producto inhibe las capacidades motoras del cuerpo, sin inhibir las sensitivas, de forma que el perro es incapaz de moverse para esconderse del estímulo, pero en cambio es completamente consciente de él, aumentando de forma exagerada su ansiedad al ver mermada su posibilidad de huir.


domingo, 22 de junio de 2014

Golpe de calor


Llega el verano. Y con él uno de los peores enemigos de nuestras mascotas. Este artículo quiere recordar la gravedad que conlleva un golpe de calor, cómo prevenirlo y tratarlo para evitar un desenlace fatal.

El golpe de calor se describe como un síndrome lesivo multiorgánico producido por un incremento significativo de temperatura corporal con pérdida de control termorregulador. Puede existir predisposición;on al golpe de calor por:

Factores ambientales:
- temperaturas o humedad relativa elevadas
- falta de agua
- ventilación deficiente

Factores médicos:
- obesidad
- parálisis laríngea
- obstrucción de vías respiratorias superiores
- cardiopatías
- trastornos del SNC
- hipertiroidismo
- convulsiones

Otros factores variables:
- episodios previos de golpe de calor
- toxinas
- fármacos
- agotamiento


La causa más frecuente del golpe de calor en perros es el confinamiento en un coche cerrado, mientras que en los gatos suele producirse al quedarse atrapados en el interior de secadoras de ropa.


El golpe de calor afecta a casi todos los sistemas orgánicos: riñón, provocando una insuficiencia renal, hígado, desarrollando un CID por alteraciones en la cascada de la coagulación, corazón, con la aparición de arrítmias e insuficiencia cardíaca por hipotensión, hipotermia, hipoperfusión y shock hipovolémico, SNC con convulsiones, edema cerebral y coma, septicemia y SRIS por una lesión en la barrera gastrointestinal que permite la entrada y colonización bacteriana, lesión muscular por necrosis de fibras que producen rabdomiólisis...
Los signos clínicos están relacionados con los sistemas afectados y el grado de lesión de dichos sistemas, que a su vez, dependen de la magnitud y la duración de la elevación de la temperatura corporal.
Los signos iniciales incluyen excitación e hiperactividad, jadeo, hipersalivación, taquicardia, mucosas congestivas, prolongación del TRC, pulso espasmódico, y aumento de la presión arterial.

A estos signos le siguen la palidez de mucosas o cianosis, hipotensión, taquipnea e hiperventilación, deshidratación y pérdidas de sangre por heces. Los temblores musculares, convulsiones, síncopes y coma suelen preceder a una parada cardiorrespiratoria.

El aspecto más importante del tratamiento es reducir la temperatura corporal.


Es importante recordar que cuando la temperatura ambiental es superior a la corporal la evaporación es el único método de disipación del calor. Si a esto le sumamos el hecho que los perros no tienen glándulas sudoríparas, los métodos de pérdida de calor corporal se vuelven sumamente ineficaces e insuficientes en condiciones de temperaturas extremas. Una medida de enfriamiento eficaz, mientras se realiza el traslado urgente al veterinario, consiste en mojar al animal con agua fresca o tibia y estimular la evaporación proporcionando circulación de aire alrededor del paciente. El agua helada o fría es contraproducente. Los enemas con agua fría o lavados gástricos con soluciones frescas no han demostrado ser eficaces. La aplicación de alcohol isopropílico puede producir intoxicación por absorción cutánea, de modo que no se recomienda.

Un error frecuente a evitar consiste en cubrir o envolver al animal con paños o toallas mojadas en agua fría. Si recordamos nuestra época estudiantil, se nos dijo que la evaporación consiste en el paso de estado líquido a gaseoso, y las partículas gaseosas siempre pesan menos, de modo que la pérdida de calor se producirá en sentido ascendente. Por lo que para favorecer la disipación del calor corporal mediante la evaporación deberá colocarse al animal encima de una superficie húmeda, nunca debajo.


jueves, 19 de junio de 2014

Vacuna-acción


- No creemos en las vacunas, pero ya sabes que en Madrid es obligatoria la vacunación antirrábica... ¿Podrías ponernos el sello de la vacuna y tu firma, pero sin vacunarla? Evidentemente te la pagamos, claro...

Recibí este mensaje en mi móvil. Mi respuesta fue negativa, aunque argumentada.

Creo firmemente en la utilidad médico-sanitaria de las vacunas y las bacterinas. Las primeras inducen inmunidad contra virus, las segundas contra bacterias causantes de enfermedades.
Mi profesor de Patología Médica en la Facultad de Veterinaria, Lluis Viñas, que esté en el cielo, siempre decía que la "Salud es la ausencia de enfermedad". Lamento contradecirle Dr. Viñas. Sobretodo porque usted no puede rebatirme, y era un auténtico placer debatir con usted.

Gracias al uso generalizado de vacunas se ha logrado el control y la erradicación de multitud de enfermedades que otrora han sido causa de epidemias, de elevada morbilidad y mortalidad. Precisamente hoy comentábamos con Carlos la triste y reciente noticia de la muerte de un bebé de 1 mes por Tos ferina en un hospital español. Para quién no esté puesto en programas vacunales infantiles profilácticos, la Tos ferina es una enfermedad que se consideraba erradicada, y que está incluida obligatoriamente en el calendario de vacunaciones de la comunidad de Madrid, en una vacuna pentavalente que se pone a los 2, 4, 6 y 18 meses de edad.

http://www.bebesymas.com/salud-infantil/un-bebe-de-un-mes-muere-a-causa-del-virus-de-la-tos-ferina-en-alicante

Perdonad que me vaya por las ramas, pero desde que soy madre me siento mucho más implicada, por ser parte sufridora, en lo que a medicina preventiva se refiere. Me enerva la deficiencia de recursos destinados a sanidad, la desigualdad entre comunidades, la negativa de los laboratorios farmacéuticos a suministrar algunos medicamentos o el esfuerzo por retirar otros, por la conveniencia de mantener cierto grado de enfermedad en la sociedad...

Volvamos a lo nuestro. Por convicción personal y ética profesional no firmaré jamás un documento falso. Mi nombre, mi firma y mi número de colegiado pueden verse seriamente comprometidos y perjudicados. Pero eso no es nada en comparación a cómo me sentiría yo si habiendo actuado deliberadamente mal, de esa actuación irresponsable se derivaran graves consecuencias como la propagación de una enfermedad o, aún peor, de una zoonosis.

La paciente en cuestión, una perra Labradora adulta, recibió la dosis de vacuna antirrábica tras un extenso chequeo donde se verificó que su estado general no contraindicaba la vacunación. Y como era de esperar, porque las cosas siempre pasan cuando no deben pasar, la perra tuvo una reacción adversa al fármaco (RAF) que requirió atención veterinaria inmediata.

La RAF se describe como una reacción perjudicial y no intencionada que ocurre en dosis utilizadas normalmente para la profilaxis, diagnóstico o tratamiento de las enfermedades o la modificación de la función fisiológica, en el caso de las vacunas, la potenciación de la inmunidad. La RAF más común a las vacunas es una reacción de hipersensibilidad que se suele manifestar como una anafilaxia aguda, y se caracteriza por los síntomas clínicos siguientes:
- signos iniciales: excitación vómitos y defecación
- ronchas y habones generalizados
- urticaria con angioedema facial
- insuficiencia respiratoria por edema faríngeo/laríngeo y broncoespasmo
- hipotensión que conduce al colapso
- shock hipovolémico y muerte en una hora si no recibe tratamiento

Supongo que acabáis de decidir que jamás de los jamases vacunaréis de nuevo a vuestro perro, ni gato, ni hurón, ni hijo, de nada.
Pues no es la decisión acertada, a mi parecer. Pero evidentemente sois muy libres de hacer lo que os plazca con vuestra salud y la de los vuestros... excepto cuando la comunidad de Madrid (u otra) te obliga a vacunar por ley.

La Rabia es una enfermedad mortal, en todas las especies. Es una zoonosis. Y es de declaración obligatoria. España quedó libre de rabia en el año 1978, y fue principalmente por la obligatoriedad de vacunar a todos los animales domésticos y silvestres reservorios de la enfermedad. Si tenemos en cuenta que nuestras fronteras colindan con Marruecos, país donde la Rabia es endémica, y con Francia, país considerado libre pero donde cada año se detecta algún caso en humanos... La decisión está clara. A pesar de los riesgos.

http://argos.portalveterinaria.com/noticia/9885/Articulos-archivo/El-mas-reciente-caso-de-rabia-en-Espana.html


lunes, 9 de junio de 2014

Caso clínico nº 2: SHAKIRA


Shakira es el apodo por el que llamamos a Cobi desde que ingresó por una pododermatitis. Hay una canción que dice así: bruta, ciega y sordomuda, torpe, traste y testaruda...

Cuando Cobi llegó a la clínica lo hizo en una jaula de 60 cm, sucia y maloliente. La llevaba una madre que mientras entraba por la puerta iba riñendo a su hija, una pre-adolescente, haciendo hincapié en el hecho que su hija no cuidaba a la mascota. El suelo de la jaula era una mezcla macerada de paja, hierba y orines, de unos 10 cm de grosor. Habían algunas setas en una de las esquinas, que luego nos enteramos habían crecido ahí espontáneamente, por la falta de limpieza de la instalación.


En la exploración clínica observamos que presentaba una alopecia dorsal pruriginosa, compatible con dermatofitosis, onicogrifosis (sobrecrecimiento de las uñas) exagerada por mal manejo ambiental, obesidad y pododermatitis cuatripodal por exceso de humedad en el sustrato de la jaula. Durante el examen ocular apreciamos una ceguera bilateral, con fondo de ojo subalbino.


Ningún animal se merece la suciedad, el abandono ni el trato vejatorio. El olvido en un rincón, en una jaula o en una carretera. Shakira quedó en mis manos cuando le ofrecí a su propietaria la búsqueda de un nuevo hogar, acompañado de un suspiro de alivio y sin pizca de arrepentimiento.

Así fue como esta dulce cieguita encontró una nueva familia en Sandra.

Conoció a Piqué.


Y tuvieron a Milan.


Y vivieron en un palacio, felices y comiendo perdices.




















viernes, 6 de junio de 2014

Vets drive like animals

Así rezaba un adhesivo para coche que se vendía en el bar de mi facultad en mi época de estudiante. Y si seguís leyendo este post entenderéis porqué ha venido a mi memoria.

Imaginad un cachorro, de 1,5 meses, a medio destetar y empezando a descubrir un mundo de sabores y texturas. Llega a la consulta de urgencia tras 4 días de sufrir diarrea. Lo primero que posiblemente os preguntaréis es: ¿Por qué esperas 4 días para llevarle al veterinario? ¡Es un cachorro! Bien, pregunta equivocada, hace 2 días ha sido visitado por un compañero.

Si conocéis algo del mundo de la veterinaria seguramente ya os habrán pasado por la cabeza un sinfín de probables causas de diarrea en un perro: parásitos intestinales (alguno, de los innumerables que existen), cambio brusco de dieta, hipersensibilidad a algún nutriente, intolerancia alimentaria, gastroenteritis vírica (todos conocemos el temido parvovirus, coronavirus, rotavirus o incluso el moquillo) o bacteriana (Salmonella, Campylobacter, E. Coli), cuerpo extraño, algunos fármacos (antibióticos, antiinflamatorios, antifúngicos, modificadores de la motilidad intestinal, laxantes), neoplasias, enfermedades inflamatorias intestinales varias, invaginaciones, insuficiencia pancreática y múltiples enfermedades sistémicas.

El colega que le visitó anteriormente no encontró signos de enfermedad y le recomendó suero oral para evitar la deshidratación y un probiótico para regenerar la flora bacteriana intestinal. Pero han pasado dos días, el cachorro sigue siendo cachorro y la diarrea, lejos de remitir, ha empeorado, apareciendo restos de sangre fresca. De modo que os llega en horario de urgencia. ¿Cual es el siguiente paso? Una exploración completa para comprobar que la diarrea no está asociada a ningún otro signo de enfermedad sistémica.

Porque todos sabemos que la diarrea es la consecuencia de una enfermedad digestiva primaria o procesos sistémicos que afectan secundariamente al tubo digestivo. Que puede ser un proceso agudo o crónico, y puede curarse espontáneamente o poner en peligro la vida del paciente. Pues bien, el segundo profesional decide, en base a su experiencia y la exploración del cachorro, que debe estar en observación y ser revisado por su veterinario habitual.

Y os preguntaréis si le han realizado un examen coprológico (estudio de las heces) y la respuesta es no. ¿Un análisis de sangre? No. ¿Una radiografía? No. ¿Una ecografía? No. ¿Un coprocultivo (cultivo de heces)? No.

Yo también me lo pregunto. Y más considerando que no es un cachorro (o si...) si no un bebé de un año y 10 kilos de peso, que fue examinado por un pediatra del turno de urgencias de un hospital de renombre de la sanidad privada, mientras yo estaba en la sala de espera aguardando mi turno porque Martina tenía un cuadro febril que no remitía.

domingo, 1 de junio de 2014

Caso clínico nº 1: TRUFA

Trufa es un erizo pigmeo africano que vive en una jaula grande, de 3 pisos de altura. Su dieta habitual consiste en tenebrios/48h + pienso RC para gatos mezclado con el de Mercadona.

Se presenta porque, según el propietario, la bañaron hace 48h y desde entonces presenta crepitaciones y sibilancias pulmonares. En la exploración general se detecta secreción nasal mucosa y déficits neurológicos evidentes con hiperextensión de ext. anteriores y marcha hacia atrás.

El principal diagnóstico diferencial de este cuadro es el llamado "wobbly hedgehog syndrome" aunque deben descartarse otras enfermedades como la discoespondilitis degenerativa, tumor cerebral y meningoencefalitis séptica Se procede a la hospitalización con tratamiento sintomático: - Convenia 0,07 ml SC/15días - Septrin sol. pediátrica 0,5 ml PO/12h - Elixifilin sol. 1,2 ml PO/12h - Colircusí Cloranfenicol, 1 gota/8h - Optovite 0,2 ml IM/24h - manejo hospitalario: estimulación para defecación con hisopo húmedo - dieta: pienso y lata de gato light, 1 cucharada insectos (mini grillos, tenebrios, zoophobas) 2/día proteína animal (requesón, huevo duro, carne picada) fruta o verdura (manzana, pera, uva, plátano, frambuesa, zanahoria)

Se establece un pronóstico reservado.

En la Rx L-L y DV se observa un patrón bronquial diseminado en campo pulmonar caudal y aerofagia secundaria a disnea.

El WHS es una enfermedad neurodegenerativa con una prevalencia del 10% de la población de erizos europeos y pigmeos africanos. No existe predilección sexual y el rango de edad más frecuente es de 1 a 36 meses, con una media de 18 meses. No hay tratamiento conocido que frene su evolución y no está relacionado con factores dietéticos, ambientales o infecciosos. Aunque su etiología es desconocida se cree pueda ser hereditario. La sintomatología incluye caídas, temblores, exoftalmo, escoliosis, convulsiones, atrofia muscular, disfagia, emaciación, paresia ascendente o tetraparesia y, raramente, automutilación. Los hallazgos anatomopatológicos en necropsia incluyen lesiones espongiformes en la materia blanca cerebral, cerebelo y tronco encefálico, y en la materia blanca de la médula espinal, con desmielinización, degeneración neuronal y gliosis.

domingo, 25 de mayo de 2014

Con otros ojos

El 2 de septiembre de 1999 hice mi último examen de la carrera: traumatología. Tal vez por ser el último, el que puso la mancha en un expediente extraordinario en quinto curso, de 21 asignaturas aprobadas, 20 de ellas en primera convocatoria, agotando la totalidad de créditos permitidos por año; fue mi cruz. Una losa que había que estudiar pero una especialidad que nunca he disfrutado.

Mi vida era la oftalmología. Una asignatura de 3 créditos y un semestre, que me supo a poco. Tras un aprobado pelado en traumatología y mi título de licenciada bajo el brazo, decidí que quería ser oftalmóloga. El mes de febrero del 2000 empecé la Diplomatura de Posgrado en Patología y Cirugía Ocular, donde conocí a mi futura primera jefa y la culpable de que tan solo unos meses después mi vida personal y profesional transcurriera en Vic. Aún recuerdo el innombrable número de horas al día, a la semana, al mes, que trabajábamos, la exclusiva dedicación e implicación hasta la saciedad en un proyecto empresarial que nunca fue mío, y no tardaron en recordármelo, la alegría y orgullo al escuchar a los clientes llamar a la empresa la ¨clínica de las Martas¨, el sentimiento de tristeza al leer accidentalmente en una inoportuna pantalla de ordenador abierta un correo electrónico donde se me calificaba de ¨esclava¨, las pérdidas personales que ese trabajo supuso... Pero de nuevo estoy yéndome por las ramas, y esta es otra historia que os contaré en otro momento.

Así fue como me hice oftalmóloga. 14 años después siguen fascinándome los ojos. No porque vea auras ni cosas parecidas, sino porque los ojos son uno de los órganos más completos, funcionales, representativos y de organización más compleja de todo el organismo. Me gusta estudiarlos, de cerca y de lejos, perderme en ellos, ampliarlos, fotografiarlos, aprender de ellos. Intento no caer en el frecuente error del especialista de no ver a mi paciente en su conjunto. Hay un perro, un gato, un hurón, un loro o un lagarto, tras ese ojo que me pide que lo explore. Pero ese ojo es una recompensa para mi, en el que suelo deleitarme como el que está a régimen se deleita con una copa de helado el día que se lo salta.

Y aunque no soy un nombre conocido en el mundo de la veterinaria, ni tampoco en el de la oftalmología, me siento orgullosa de mi lucha y mi esfuerzo, del reconocimiento y el agradecimiento de todos mis pacientes y clientes, a la mayoría de los cuales guardo como amigos en el recuerdo de vidas pasadas o presentes. A todos ellos les debo yo más de lo que ellos pueden deberme a mi, porque tal vez he eliminado un tumor, he curado una perforación ocular o he operado una malformación congénita, es posible que algunos de ellos sigan observando la vida a través de mis manos, pero todos me han entregado su confianza y me han dado la oportunidad de ser mejor oftalmóloga, veterinaria, y evidentemente, persona.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Madre coraje

Antes de entrar en materia, compartiendo con vosotros casos clínicos interesantes, curiosos, extraños o simplemente divulgativos, quiero contaros porque estoy aquí, en un blog.

El día 31 de diciembre de 2010, tras 7 años siendo mi propia jefa en mi clínica de Vic (Barcelona), y recién cumplidos los 36 años, me mudé a Madrid, ciudad a la que cariñosamente llamo MadriT, por la entonación que le dan mis raíces catalanas.

He estado poco más de 3 años, trabajando por cuenta ajena, generando mi propia cartera de clientes fieles y dejando una estela de calidad humana y profesional (aún a riesgo de parecer pedante, así es) en 3 centros veterinarios, de los que me llevo experiencias, conocimientos (nunca deja uno de aprender, incluso de los mediocres) y buenos compañeros.

El día 4 de diciembre de 2013 nació nuestra primera hija, una princesa de ojos azules y sonrisa perenne, por la que el mundo cambió la dirección de su eje. Al menos para mi. Martina es, y será, mi razón y mi motivo. El fruto de mi inmenso amor por Carlos y la principal causa de mi decisión: dejar el trabajo. Un trabajo que nos robaba horas de estar juntos, de compartir y de vivir. Noches de guardias presenciales, horas de sueño, teléfonos encendidos en la mesilla, madrugadas de quirófano, festivos en soledad, kilómetros recorridos, esfuerzo sin agradecimiento. Tiempo que pasaba sin recompensa. Porque el dinero, al fin y al cabo, sólo es dinero. Carlos y Martina, en cambio, lo son todo. A veces mis silencios se han llenado de dudas, pero la respuesta siempre es la misma. Mi formación, mi experiencia, se mantiene mientras no me rinda. El tiempo pasa y los libros siguen, los cursos se renuevan y el conocimiento perdura. Pero Martina crece. Y descubrir el mundo a través de su mirada curiosa es un gran regalo que la vida nos ha dado.

Vet-House nunca se ha ido de mi, ni yo de él. Y ahora quiero compartir con vosotros mis vivencias. Porque del mismo modo que nunca se fue del todo, tampoco la Madre hará tanta sombra a la Veterinaria como para apagar su luz.

lunes, 19 de mayo de 2014

Presentación




Me llamo Marta.
Soy Veterinaria. Lo pongo en mayúsculas porque veterinario uno nace, no se hace. Al menos yo.
Nunca quise ser astronauta, ni modelo, ni policía. Solo veterinaria. Y lo conseguí.

Ahora me he embarcado en algo tremendamente complejo: poner palabras a lo que siento cuando trabajo. Creo que sólo quién me ha visto trabajar sabe a qué me refiero.

La veterinaria es una ciencia, una disciplina médica que implica la constante formación y reciclaje. Pero en realidad la veterinaria es un modo de vida.

Hasta los 22 años no tuve mi primer perro en casa: Jackie, de la que ya os hablaré otro día, aunque no faltaron los perros de infancia recogidos  y mantenidos de cualquier manera con los que compartía mis meriendas, porque si no los cuidaba yo, no lo haría nadie más en el mundo. Y hámsters, gorriones, lagartijas de todos los colores, ratoncitos, gusanos de seda, mariposas y escarabajos peloteros. Más tarde desarrollé una fobia patológica a todo tipo de insecto semejante a una cucaracha, que también os contaré otro día.

La veterinaria me ha acompañado, de un modo u otro, durante todo lo que llevo de vida. Pienso desconfiadamente de alguien cuando no se muestra afable con los animales, y normalmente acierto. No han faltado mordiscos ni arañazos en mi cuerpo, pero se lleva como se llevan otras cicatrices de historias vividas, que se muestran con orgullo y sonrisas.

Esta es una página en blanco que acabo de empezar a escribir, desnudándome ante quién quiera leerme y conocerme un poco mejor.

Bienvenidos a mi vida como veterinaria.