lunes, 9 de junio de 2014

Caso clínico nº 2: SHAKIRA


Shakira es el apodo por el que llamamos a Cobi desde que ingresó por una pododermatitis. Hay una canción que dice así: bruta, ciega y sordomuda, torpe, traste y testaruda...

Cuando Cobi llegó a la clínica lo hizo en una jaula de 60 cm, sucia y maloliente. La llevaba una madre que mientras entraba por la puerta iba riñendo a su hija, una pre-adolescente, haciendo hincapié en el hecho que su hija no cuidaba a la mascota. El suelo de la jaula era una mezcla macerada de paja, hierba y orines, de unos 10 cm de grosor. Habían algunas setas en una de las esquinas, que luego nos enteramos habían crecido ahí espontáneamente, por la falta de limpieza de la instalación.


En la exploración clínica observamos que presentaba una alopecia dorsal pruriginosa, compatible con dermatofitosis, onicogrifosis (sobrecrecimiento de las uñas) exagerada por mal manejo ambiental, obesidad y pododermatitis cuatripodal por exceso de humedad en el sustrato de la jaula. Durante el examen ocular apreciamos una ceguera bilateral, con fondo de ojo subalbino.


Ningún animal se merece la suciedad, el abandono ni el trato vejatorio. El olvido en un rincón, en una jaula o en una carretera. Shakira quedó en mis manos cuando le ofrecí a su propietaria la búsqueda de un nuevo hogar, acompañado de un suspiro de alivio y sin pizca de arrepentimiento.

Así fue como esta dulce cieguita encontró una nueva familia en Sandra.

Conoció a Piqué.


Y tuvieron a Milan.


Y vivieron en un palacio, felices y comiendo perdices.





















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