martes, 14 de enero de 2020

Ojo clínico

¿Se nace o se hace?


Dicen que el ojo clínico es una capacidad que se tiene o no se tiene, que no se puede cultivar, por más horas de estudio y formación que le dediques.
Algunos le llaman intuición. No se puede enseñar, adquirir, ni mucho menos comprar. Es una capacidad escondida, a veces desconocida para el propio poseedor, que emerge cuando debe hacerlo. Está hecho de observación, agudeza intelectual, cultura médica/veterinaria, rapidez de actuación, práctica, experiencia, confianza y seguridad.


Dicen que tengo ojo clínico. De tanto decírmelo he llegado a creérmelo. Realmente me lo creo. Me gusta tenerlo. A veces ese ojo clínico crea un abismo entre mis compañeros (que supuestamente no lo tienen) y yo. Lo abismos no son buenos, de ningún tipo. Si estás arriba del abismo puedes caer (o pueden empujarte), si estas abajo tal vez creas que no puedes llegar, que no eres capaz y sueles terminar por rendirte sin tan siquiera intentarlo.


El ojo clínico te hace predecir, anticiparte, preparar todos los escenarios posibles y a veces sufrir antes de tiempo.


En los tiempos de la actual medicina, basada en los datos obtenidos por equipos e instrumentos tecnológicos, robotizados, programados y estandarizados (lo que se conoce como medicina basada en la evidencia), el ojo clínico puede verse relevado y olvidado a favor de una racionalidad científica más objetiva. ¿Es lo correcto?


Se médico o veterinario es un trabajo complicado. Yo no diría ni que es un trabajo. Es una dedicación vocacional a jornada completa, y aunque con el paso del tiempo la medicina ha avanzado de forma exagerada las máquinas no deben nunca substituir a la percepción médica. A esa capacidad de observar, ver y sentir a los pacientes. ¿Os imagináis cuando hace un siglo los médicos debían probar la orina de sus pacientes para poder diagnosticar? Hace apenas un mes un traumatólogo me dijo sin tocarme la rodilla que debía hacerme una resonancia magnética para saber por qué me dolía. No necesitó ver mi pierna, ni doblarla, ni saber en qué tipo de movimientos notaba molestias. Solo necesitaba una resonancia magnética. Yo y su bolsillo, supongo. Porque ¿Cómo va substituir un tacto a una imagen? ¿Dónde queda eso de rubor, calor, dolor? ¿No es necesario ver si hay edema? ¿Inflamación? ¿Hematoma?


Presumo que Hipócrates debe revolverse en su tumba pensando que ojalá él hubiera tenido un TC...


¿Abusamos del equipamiento médico en perjuicio de una atención médica personalizada y de calidad? ¿El poderoso lobby farmacéutico ha reducido a cenizas la vocación de la comunidad médica? Observar no da dinero, tocar tampoco, supongo que pensar menos...


Pero por otro lado ¿Por qué no aprovechar todas esas innovaciones que nos facilitan la vida, el diagnóstico, el tratamiento, y la prevención? Por qué, como dice una buena amiga y excelente compañera, si juntas son mejores ¿Por qué darlas por separado?
Pues porque el ojo clínico pone en jaque al rigor científico, a la objetividad y a las estadísticas. Porque no todos los profesionales lo tienen y los que carecen de él se encargan de desprestigiarlo y ningunearlo.


Tengo ojo clínico y me gusta. Lo utilizo y aprendo de él.
Uso las pruebas complementarias que tengo disponibles y que están al alcance de la economía de los propietarios.
Y sobretodo, uso el cerebro, los ojos, mis manos y toda la información que me transmite el cuidador de mi paciente.


Perra senil que viene a vacunar.

¿Parálisis facial?
Podría, pero no.
Hipotiroidismo.
Diagnosticado con un análisis de sangre.
No ha sido necesaria la RM.

Perro en peluquería que al cortar el flequillo...

¿Hematoma escleral por traumatismo craneoencefálico?
Podría, pero no.
¿Enfermedad transmitida por garrapatas?
Podría pero no.
¿Coagulopatía por enfermedad hepática o hemofilia familiar?
Podría, pero no.
Intoxicación por rodenticidas.
Diagnosticado por anamnesis completa y respuesta al tratamiento.
No ha sido necesaria la RM.


 Coneja mascota con exoftalmia bilateral.

¿Abceso orbital o retrobulbar?
Podría, pero no.
¿Celulitis orbitaria?
Podría, pero no.
¿Prolapso de grasa retrobulbar?
Podría, pero no.
¿Fístulas arteriovenosas?
Podría, pero no.
Neoplasia: timoma.
(aquí sí que ha sido necesario el TC, y la cirugía, y el oncólogo)


Gato indoor con prurito ocular.

¿Conjuntivitis infecciosa?
Podría, pero no.
¿Queratitis eosinofília?
Podría, pero no.
¿Escleritis por quemadura?
Podría, pero no.
¿Cuerpo extraño?
Podría, pero no.
Neoplasia: carcinoma.
Diagnosticado por citología.
No ha sido necesaria la RM.


Gato outdoor con un ojo colorado.

¿Uveitis idiopática?
Podría, pero no.
¿Neoplasia?
Podría, pero no.
Toxoplasmosis.
Diagnosticado por ecografía ocular y exploración neurológica completa.
No ha sido necesaria la RM.

Perro cazador con cojera.

¿Traumatismo o quemadura?
Podría, pero no.
¿Pododermatitis?
Podría, pero no.
¿Atopia?
Podría, pero no.
Gota articular.
Diagnosticado por citología y ecografía.
No ha sido necesaria la RM.