martes, 12 de abril de 2016

Hay quién no se merece lo que tiene. O si...

Estoy enfadada. Mucho. Y decepcionada, hastiada, triste y muy cabreada. Y perdón por la expresión pero hoy si que pido a Dios que me de paciencia porque como me de fuerza voy a su casa y la ostio.
Porque mi educación me permite canalizar esta mala leche mordiéndome la lengua y cambiando adrenalina por endorfinas en el entrenamiento de Crossfit. O para expresarlo escribiendo, que nada debe guardarse dentro si no queremos una úlcera.
Porque estoy harta de aguantar juicios de valor sobre la dudosa profesionalidad y la falta de caridad y empatía de los veterinarios, que parece que hayamos nacido y estudiado para ir poniendo mejillas y que se despachen a gusto.


Quién siga mi facebook habrá visto una noticia que escribí hace pocos días sobre Toby, un cachorro de un mes de edad, con una hernia escrotal que requería una cirugía correctiva, cuya propietaria no podía (prefiero usar ese verbo a "querer") costear y me planteó directamente la eutanasia entre lágrimas (de cocodrilo, veo ahora)
Tras todo el fin de semana buscando opciones para ayudar a esa persona, y conseguir programar la cirugía sin coste (que para el que no entienda, no significa que no cuesta, sino que no se repercute el coste al propietario, asumiéndolo otra persona) junto con una excelente compañera, y que una asociación sin ánimo de lucro (creo que no hace falta escribir el significado de no lucrarse, o si?) se hiciera cargo de todos los cachorros y los gastos vinculados a ellos, hoy me he llevado un gran disgusto. Y un enorme cabreo.


Porque he llamado a la propietaria de Toby para darle la noticia de que podíamos operar al cachorro, que una asociación costearía los gastos y se ocuparía de encontrar familias adecuadas para todos, proporcionándoles la alimentación, necesidades sanitarias y alojamiento hasta su adopción definitiva. A cambio solo se le pedía un compromiso de esterilización de la hembra, para evitar que hubiera otra camada más a la que buscar cubrir sus necesidades, que bastantes abandonos hay ya.
Su respuesta ha sido un no rotundo. Un no seguido de "esto es un chantaje", "no toleraré que nadie decida por mi", "si yo quiero volver a criar con mi perra nadie me lo va a prohibir" y perlitas por el estilo.
Pues nada, chica.
No esperaba mucho, al menos un gracias. Pero desde luego no un: "con todo el dolor de mi corazón le voy a sacrificar".
No voy a cargarme con tu culpa ni con tu irresponsabilidad, aunque ahora mismo tenga ganas de ir a buscarte a Toby y arrebatártelo de los brazos.
Es tu decisión, vive con ella, si puedes.
Por cierto, búscate otro veterinario, que no voy a ser yo quién va a eutanasiar a tu cachorro.